jueves, 14 de enero de 2016

Todo me es licito,pero no todo conviene!


“Todo me es lícito, pero no todo conviene; todo me es lícito, pero no todo edifica”.
1 Corintios 10: 23

Hace unos meses atrás una persona se me acerco y me cuestiono porque razones había dejado de asistir a lugares que antes frecuentaba, no entendía por qué  había dejado las cosas que antes las disfrutaba, e insistía en que la iglesia cristiana lo único que hacía era lavar la cabeza y vino  a mi mente este versículo, entonces se lo dije. Después de esto me tome el tiempo para explicarle la obra de mi amado Espíritu Santo, y aunque no lo haya recibido con agrado, fue mi momento para predicarle.
Cuando comencé a congregarme tenía miedo de que me quieran imponer que hacer y que no, sinceramente nunca me gustaron seguir las reglas, era bastante rebelde lo admito. Mi pensamiento era asistir a la iglesia pero no dejar de hacer lo que en ese momento me agradaba, hasta que el hermoso Espíritu que habitaba en mí, comenzó a dirigirme para que anduviese en la voluntad del Padre. Cada vez que aumentaba mi comunión con él, más reconocía su voz.

La primera vez que Dios me revelo esta palabra entendí que Él no es un Dios imponente, con él tenemos libre albedrío, es decir podemos elegir que es lo que queremos. Sabemos que por medio del sacrificio de Jesús en la cruz hoy vivimos bajo la gracia, pero lastimosamente a veces comprendemos mal y la llevamos al libertinaje. Tampoco hablo de ser legalistas como en aquellos tiempos lo eran los fariseos, hablo de ser sabios y encontrar un punto de equilibrio entre las dos cosas.
Decidamos caminar en la voluntad del Padre, haciendo lo que Jesús haría, después de todo somos cristianos, es decir somos seguidores de Cristo por elección y no por imposición.Busquemos las cosas que nos convienen, las cosas que nos van a edificar y no las cosas que nos puedan contaminar. Marquemos la diferencia, seamos luz en la oscuridad.. Pero sobre todo y lo más importante busquemos al Padre en la intimidad, es ahí en donde él nos revela su persona, y en donde comenzamos a conocer que es lo que le agrada y que es lo que no.
¡Bendiciones! 

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